jueves, 16 de octubre de 2008

Informar sobre una tragedia

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Para representar la realidad, primero debemos conocerla.
Nuestro primer contacto con la infografía nos lleva a analizar, no sólo las representaciones que se realizaron en los periódicos, sino también la cobertura ofrecida del accidente aéreo de Barajas y de los primeros instantes que vinieron después.
El periodismo es un sistema abierto, por lo que las valoraciones al respecto han emanado también de asociaciones y voces particulares que reclaman participación más allá de la profesión que, por supuesto, también ha emitido sus juicios.

La opinión de la calle
Los ciudadanos se nutrieron de las noticias y comentarios de los periódicos, radios y televisiones desde los minutos posteriores al impacto.
No todos han aprobado el comportamiento de los medios de comunicación: "desde el mismo día de este trágico accidente, hemos asistido a un catálogo de barbaridades relacionadas con la falta de rigor, la ausencia de noticias contrastadas, las preguntas morbosas y huecas a familias destrozadas y esa costumbre de poner en portada lo más polémico en lugar de lo que sea verdad", comentaba resignado un lector al gratuito 20minutos.
Y no es el único. Numerosos receptores de información, unidos en el colectivo Asociación de Usuarios de Comunicación, recriminan que los periodistas hayan volcado el interés hacia el sensacionalismo, el morbo y la falta de sensibilidad, y no con la imperancia de criterios responsables, tal y como recoge el diario El Mundo.
Otros reproches los ejercen ciudadanos con representación social como Elena Valenciano, responsable de Relaciones Internacionales del PSOE, que aseveró en su página personal que ciertos medios de comunicación - y alude sobre todo a la falta de tacto de los medios televisivos- habían actuado con "crueldad", desoyendo la función de ayudar a construir una sociedad civilizada y democrática. Considera que la principal causa de la aberrante conducta mediática, que califica de ejecutora del "morbo frente al dolor" se debe a la "búsqueda enloquecida del testimonio", a pesar de que no aporte ninguna validez a la construcción de la noticia.
El flujo de información se fue extendiendo en todos los soportes. Pero sería Internet, gracias al universo del blog, la plataforma que solicitó con mayor vehemencia un tratamiento veraz por parte de los medios de comunicación. Prueba de la reprobación de algunos internautas es la opinión de Héctor, un madrileño residente en Bruselas que se mostró espantado, desde la lejanía, de la cobertura que el periodismo español estaba haciendo de la tragedia aérea.
"Me alegro de que me haya pillado fuera de España. Por una parte, no he tenido que presenciar todo el circo mediático y carroñero que se ha montado alrededor de esta desgracia", espeta el bloguero. Con una actitud similar, y de forma más gráfica, se pudo encontrar en la Red (en este caso, www.gaceta.es) una representación del sentir de muchos receptores de noticias.
Y pese al clamor, ¿quedan voces que defiendan la cobertura periodística del accidente de Barajas? Fuera del colectivo profesional pudimos escuchar al experto Javier Muguerza, catedrático emérito de Ética en la UNED, que reclamó una cuota de mérito para los medios españoles por haber tratado "con total respeto y dignidad" la información del siniestro. Para el catedrático, "una noticia así no puede pasar sin eco, porque sería una falta de respeto para todas las víctimas y la sociedad española".

Reflexión en el seno de la prensa nacional
No tardaron en surgir partes críticas desde dentro de la profesión, representadas en colectivos como la Asociación de Prensa de Madrid (APM), que reclamaban una separación palmaria entre información y entretinimiento, "para que los profesionales sepan de lo que hablan".
La necesidad de conciencia periodística adquiere mayor urgencia que nunca para la Federación de Asociaciones de Periodistas de España, que manifestó que "la credibilidad y la reputación del periodista se construyen en situaciones límite como ésta, en las que la sociedad y los ciudadanos necesitan información, pero también la mayor consideración".

¿Existe un marco legal?
Uno de los órganos vigilantes de la profesión, el Consell de l'Audiovisual de Catalunya (CAC), consciente de la falta de sanción real y de controles férreos a las prácticas ímprobas, hace un llamamiento a la autorregulación. El consejo recomienda fomentar la protección de la intimidad y el relato significativo frente a la "espectacularización y el culto a la emoción".
Como respuesta a la flexibilidad legal, algunos órganos profesionales toman la iniciativa para que se acelere el cambio en la producción de noticias de algunos medios. Así, el sindicato de RTVE-STC solicitó el "cese inmediato de la información" que ofrecieron los programas España Directo y Comando Actualidad. El magacine de la franja de tarde, sin compartir los criterios del colectivo sindical, ofreció una particular visión de cómo se debía cubrir la realidad después del siniestro aéreo de Barajas.

Editorial
Contra la tremenda importancia de la noticia como producto de cambio, como valor de mercado, ha de surgir una catarsis en el periodismo actual. Un cambio radical de valores y de enfoques, y especialmente una reorganización de las funciones de los medios de comunicación.
El tratamiento emocional, la primacía del sensacionalismo, no deben entrar en conflicto con la razón imanente a la profesión periodística, que debe ser informar pero sobre todo actuar en aras y al amparo de la veracidad.
Las actuaciones aberrantes que priman en las parrillas mediáticas, derivadas de una incorrecta planificación, no hacen más que lapidar la credibilidad de una profesión que tiene la responsabilidad social de contribuir al desarrollo de las sociedades.
Y si para conseguir la estabilidad del sector es necesario recurrir a algunos ajustes y renunciar a tanto garantismo, habrá que asumir el cambio porque, en este mundo como en ninguno el fin no debería justicar los medios propuestos para conseguirlo.

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